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Donde sea, pero aquí (Artículo Jesús Blasco Semanario Mas, 5 de diciembre)

DONDE SEA, PERO AQUÍ

Hace unos años, comentar que fechas tan entrañables para todos como la Navidad se habían transformado en un monumento al consumo era equivalente a decir aquello de “antes todo esto era campo”, una frase o lugar común muy utilizado para señalar lo evidente. Pero lo triste es que los años, sobre todo estos años de plomo que estamos viviendo, nos han hecho a todos cambiar la perspectiva de este hecho. Ahora vemos estas fechas como una oportunidad para salvar los muebles tras la flojera del resto del año. Inventos actuales más propios de otras culturas como los “Black Friday” o “Thanksgiving Day” van justo en ese sentido. Buscar una ocasión para tornar los habituales números rojos en negros, aunque sea para aguantar el tirón.
Todas las ciudades, en mayor o menor medida, se encuentran en esta tesitura. Pero Aranjuez, sin duda, es de las que se lleva la palma. ¿Cuántas veces han escuchado que el comercio local es el principal motor de nuestra economía? Seguramente tantas como veces se ha ignorado este hecho poniendo en marcha políticas completamente lesivas para el sector. Y para ver esto no hace falta filosofar ni hacer sesudos análisis. Basta centrarse en algo que nunca miente, que son las evidencias. Basta simplemente con darse una vuelta, preferentemente por ciudades que comparten con nosotros un gran legado histórico y monumental, un fin de semana, y compararlo con lo que sucede en nuestras principales vías comerciales. Calles a oscuras, por deficiente iluminación y porque los progresivos cierres de comerciantes ahogados por la crisis han oscurecido también las calles que antes iluminaban con sus escaparates. Las medidas que se han implementado en estos últimos años han sido un fracaso, ya sean los monolitos absurdos que aún yacen medio rotos en las calles comerciales o la declaración de gran afluencia turística, que no ha dado los resultados apetecidos. Y tampoco, como siempre advertimos desde acipa, las medidas fiscales, que no han hecho más que machacar indiscriminadamente a todos los ribereños, primero con la tasa de basuras y después con la escandalosa subida del IBI. No hacen falta más monolitos ni chorradas parecidas, porque a nuestro comercio le sobra calidad para competir con garantías con el de cualquier otra ciudad, bien sea en un entorno privilegiado como el de nuestra ciudad barroca, o con nuestro mercado del siglo XIX prácticamente único en nuestra región, o con nuestra oferta comercial y cultural. Necesita manos que ayuden, sí, pero no manos dirigidas al cuello para estrangular, necesita mejores infraestructuras, apoyo al emprendedor, políticas que potencien lo que ya hay y lo den a conocer, porque lo que ya es bueno no necesita aderezos, sino más promoción para que más gente lo conozca.
Por tanto, sabido esto, y sabiendo la fuerza que tiene Aranjuez, la que le proporcionan sus numerosos visitantes y sus casi 60.000 habitantes, aprovechémosla. Consumir, comprar… donde sea, en cualquier sector, porque todos son importantes y crean riqueza en Aranjuez, pero que sea en nuestra ciudad. Porque si nosotros no luchamos por lo nuestro, desde otra ciudad no van a venir a solucionarnos la papeleta. En Navidades, en Reyes, en rebajas… todo el año, cuando y donde sea, pero dentro de Aranjuez.