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ARREGLO, CUIDADO Y MANTENIMIENTO PUENTE LARGO PROPUESTA SEPTIEMBRE 2018.

201809 PROPOSICIÓN QUE PRESENTA LA AGRUPACIÓN CIUDADANA INDEPENDIENTE PARA ARANJUEZ (acipa) AL PLENO DE LA CORPORACIÓN PARA INSTAR A LA COMUNIDAD DE MADRID A LLEVAR A CABO LAS ACCIONES NECESARIAS PARA LA REHABILITACIÓN DEL PUENTE LARGO.

El Puente Largo de Aranjuez, llamado por el Rey Carlos III el “Rey de los puentes” está considerado como uno de los más grandes, singulares y bellos de todos los existentes en la Comunidad de Madrid, lleva salvando el cauce del río Jarama desde el siglo XVIII (1757-1761) y en su momento supuso un auténtico reto técnico y un hito artístico, amén de ejemplo de armonía de estilos y construcción a caballo entre la arquitectura y la obra civil, fusión de arte y técnica. Bernardo Ward, economista de origen irlandés al servicio de Fernando VI, y comúnmente aceptado como el padre de la moderna red viaria española, señalaba en su “Estudio Económico” que una adecuada red de comunicaciones “se podía reducir a la tercera parte el coste de transportar nuestros frutos por tierra”, programándose seis grandes ejes radiales hoy considerados básicos en la red española, seis grandes caminos (Madrid a Coruña, Badajoz, Cádiz, Alicante y a la frontera francesa, tanto a Bayona como a Perpiñán) Precisamente una de las principales iba a ser la de Madrid-Cádiz y por consiguiente estos caminos debían ser aptos para el transporte de vehículos con ruedas. Por tanto, ya en 1761, el entonces comisario de guerra Marcos de Vierna y maestro de cantería había concluido el Puente Largo, imprescindible en el trazado del Camino Real desde Madrid hasta Andalucía, recogiendo las tesis de Ward, debiendo asegurar el paso al Real Sitio fuese cual fuese el estado del río que discurre por debajo y a su través, el río Jarama (mucho más impetuoso entonces y cambiante que el actual).

Grandes avenidas castigaban la vega, que por añadidura coincidían con las épocas de Jornadas Reales, por lo que desde su construcción fue una pieza imprescindible para la movilidad no solo de mercancías sino de la propia Familia Real. El coste de la infraestructura fue elevadísimo para la época, superando holgadamente los 20 millones de reales (aproximadamente cinco millones de pesetas de la época) lo que permitió incluso grandes concesiones estéticas y funcionales, con cuidadas aceras enlosadas para el paso de peatones, separadas de las calzadas para los carruajes. El cuerpo del puente, construido en piedra caliza de Colmenar remeda el aspecto de una fortaleza o ciudadela, se levanta sobre un complicado sistema de cimentación o “pilotaje” de madera al tratarse de suelos arenosos e inestables, empleándose casi 8.000 elementos, de entre “20 y 38 pies de largo con pie y quarto de diámetro por cabezas” macizado con piedra y argamasa. La longitud total de la infraestructura alcanza los 500 metros, con 8,5 metros de ancho y 11 de altura, salvándose el cauce con 25 arcos iguales, con bóvedas de medio punto y luces de 8,36 metros, apoyados estos en una secuencia de tajamares apuntados y rematados con sombreretes (gallonados en las tres primeras pilas del extremo del lado de Madrid y las ocho últimas del lado de Aranjuez) con un cuidado diseño de los ambiciosos ámbitos o andenes de entrada, así como en todos los centros de arcos y pilas. Incluso los elementos destinados a la evacuación de aguas ofrecen concesiones artísticas, con una sucesión de gárgolas octogonales imitando pequeños cañones, reforzando ese aspecto de fortaleza o ciudadela al que aludíamos al principio.

Del puente arrancaba la “Calle Nueva” o “Larga” que seguía la Senda Galiana hasta la vecina Titulcia. Concebida para ordenar la llegada al Real Sitio y palacio de los Reyes a través de las huertas de Picotajo, se disociaba en la glorieta de las Doce Calles del acceso al Sitio reservado a la gente común. Durante la invasión napoleónica, el ejército inglés (que con la excusa de expulsar a los invasores no perdían oportunidad de destruir importantes infraestructuras españolas) trató de destruir el puente en 1810 (al igual que había hecho previamente con el Puente Barcas) pero sólo consiguió destruir dos arcos, restaurados posteriormente tanto puente como la aledaña casa de portazgo por José Cortines y Espinosa, arquitecto hidráulico. Más recientemente, en la Guerra Civil, se destruyeron cuatro arcos por voladura, siendo reconstruidos al finalizar la cruenta contienda.

Sin embargo, y casi tan destructivo como las guerras es el olvido institucional y el deficiente (o más bien inexistente) mantenimiento. Si bien el puente se vio beneficiado por la construcción de la variante de la N-IV (hoy A-4) que supuso el desvío de un importante volumen de tráfico pasante, actualmente se puede decir que el estado que presenta no solo es impropio de una importante infraestructura de transporte, sino también de un monumento de su importancia, que parece haber sido completamente abandonado a su suerte. Los sólidos pretiles de piedra blanca de Colmenar están desmoronándose sobre el cauce y los laterales del puente, siendo chapuceramente sustituidos por bloques móviles de hormigón (eso en el mejor de los casos) o por biondas metálicas, sin el menor respeto por la arquitectura del bien. En algunos puntos, estas soluciones vergonzosas ni siquiera cumplen con el mínimo cometido de proporcionar seguridad a los conductores, por los vanos que se aprecian. Las aceras laterales fueron enrasadas con sucesivas capas de asfalto, taponándose en algunos casos los elementos de evacuación de agua, que en caso de fuertes lluvias provoca pequeñas balsas en la sección de rodadura del puente (algo completamente inadmisible en una infraestructura que soporta tanto tráfico) Los andenes laterales están completamente desdibujados, los leones que señalan los extremos del puente están en un pésimo estado de conservación, y desde los laterales pueden verse piezas pétreas sujetas con tablones de madera, quien sabe si clavados sobre el mismo pretil.

A todo lo dicho cabe añadir los daños provocados en los aledaños del lado Seseña (Castilla-La Mancha) por el acceso de vehículos pesados a una gravera, y en el lado Aranjuez, el calamitoso estado de la antigua casa de portazgo, pletórica de basura en su interior (tubos de acometidas eléctricas, rollos de cable, desperdicios de toda índole, con enormes boquetes en sus forjados, y la cubierta desplomada (y a punto de desplomarse) en algunos puntos, constituyendo un auténtico peligro para aquel que imprudentemente quiera adentrarse en su interior. A este nada idílico panorama hay que sumar el enorme vertedero que partiendo de la margen derecha sentido Aranjuez existe en la zona, que ya fue objeto de un ruego de Aranjuez Ahora en el Pleno de abril y que aún no ha sido eliminado.

Ya en 2013, según informaciones recogidas en prensa nacional, se elaboró un informe por parte de la Consejería de Infraestructuras de la Comunidad de Madrid un informe de necesidades pero que, según ellos, estas “no eran de carácter acuciante” si bien este iba a retomarse valorando antes las “nuevas necesidades”. Por otra parte, según se reseñaba en el mismo artículo, el puente es una frontera natural entre dos CCAA, la de Madrid y Castilla-La Mancha, con las implicaciones que esta circunstancia tiene, ya que buena parte de la longitud del puente se encuentra en territorio castellano-manchego, existiendo teóricamente (advertimos que no nos consta) un acuerdo para que la infraestructura pase a ser enteramente titularidad de la Comunidad de Madrid, si bien cualquier actuación a iniciar sobre el puente tendría que contar con el preceptivo acuerdo con el gobierno de Castilla-La Mancha, acordándose cómo (y lo más importante, quién lo sufraga) realizar la obra. Además, dado que estamos hablando de un monumento, un puente histórico, Patrimonio Cultural también tendría competencias delegadas sobre él.

No podemos olvidar, además de las características monumentales, históricas y paisajísticas, que estamos hablando de una infraestructura básica para Aranjuez, no solo para las necesidades actuales de la ciudad, sino también para las futuras. En este momento se encuentra en fase de información pública el avance de sectorización de la futura actuación mixta de Puente Largo, y sea cual sea la naturaleza final de esta actuación, requerirá sí o sí la eliminación del actual cuello de botella que supone este puente hasta las históricas calles de acceso a Aranjuez y la variante de la M-305. A tenor de lo visto en la vecina localidad de Titulcia, donde un puente de obra nueva sustituyó al histórico de hierro, sería deseable que en un futuro no lejano se levantase un nuevo puente sobre el Jarama, sustituyendo o aliviando el tráfico que actualmente soporta el Puente Largo. Tampoco podemos olvidarnos de la aledaña e histórica casa de portazgo, en un estado lamentable y vergonzoso, y de la no menos lamentable presencia de basura y escombros desperdigados durante muchos metros por el lateral del acceso a Aranjuez. Se hacen necesarias actuaciones coordinadas entre las diversas instituciones encargadas del mantenimiento y conservación del puente (tanto como infraestructura como monumento) así como de aquellos encargados del respeto al medio ambiente.



Por todo ello, La Agrupación Ciudadana Independiente para Aranjuez (acipa) eleva al Pleno de la Corporación las siguientes Proposiciones, solicitando a la Alcaldía-Presidencia:

Que se inste a la Comunidad de Madrid a que realice, termine o actualice el estudio de necesidades del Puente Largo sobre el río Jarama, consigne las partidas presupuestarias oportunas y dé comienzo de manera inmediata a las labores de mejora que el estudio antes citado prescriba.

Que se inste a la Comunidad de Madrid para que, de forma paralela o mediante actuación posterior, rehabilite o al menos elimine situaciones de peligrosidad en la antigua Casa de Portazgo aledaña al Puente Largo.

Que se dé traslado a las instancias correspondientes, bien Seprona y/o a Fiscalía de Medio Ambiente, de la existencia de vertidos de diversa naturaleza en margen derecha del acceso sentido Aranjuez, que según informe de Policía Local ocupan terrenos de Comunidad de Madrid y particulares, para su inmediata eliminación.