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Colaboración Jesús Mario Blasco en el Heraldo de Aranjuez.

Patrimonio del desinterés

Esta semana se conocían los datos de visitantes a los monumentos dependientes de Patrimonio Nacional, arrojando como resultado una realidad que si no conocíamos sí al menos intuíamos. En un 2015 excepcionalmente bueno para el turismo en toda España, Aranjuez sigue perdiendo turistas a chorros. En concreto, sus joyas de la corona (y nunca mejor dicho)

Así, mientras que el Palacio Real de Madrid veía aumentadas sus visitas en un 11%, el Valle de los Caídos más de un 5% y el Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial un 1,5%, el de Aranjuez veía como el número de visitantes bajaba más de un 2,5% (quedándose a más de 200.000 visitantes de una ciudad como San Lorenzo y similar a la cifra de personas que visitan el Valle de los Caídos)

Ya comentamos hace unos meses que el principal motor económico de Aranjuez, el turismo, estaba empezando a griparse, y los datos que acabamos de conocer lo corroboran. Lo más preocupante del caso es que este descenso se ha dado en pleno ciclo expansivo del sector, cuando la aún lenta recuperación del mercado interno parece consolidarse, y cuando el mercado de visitantes exterior está a pleno rendimiento. La tristemente famosa tormenta de agosto debería haber supuesto un acicate, un mayor esfuerzo en materia de inversión por parte de Patrimonio Nacional, y esto ni siquiera se ha producido, limitándose la institución casi a reponer lo imprescindible.

Tomados aisladamente, estos datos podrían dar la razón a aquellos que defienden que las piezas de más valor ligadas a nuestro Real Sitio lucirían más y serían más visitadas (producirían más, vaya) si estuvieran expuestas en un contenedor expositivo capaz de atraer más visitantes. Un contenedor como por ejemplo el del Museo de Colecciones Reales, un inmenso edificio levantado en la Cornisa del Manzanares, junto al Palacio Real de Madrid y la catedral de La Almudena, con un espacio expositivo mayor que el del Prado y que levanta nada menos que 14 pisos por encima del Campo del Moro. Siendo malpensado podríamos preguntarnos… ¿Está Patrimonio Nacional dejando de invertir interesadamente en Aranjuez para después despatrimonializarlo (valga la redundancia) aduciendo falta de visitantes? Yo, honestamente, no lo creo. Más que nada porque hasta esos pérfidos intereses requerirían un plan maestro a ejecutar, y dudo que Patrimonio y sus dirigentes nos presten tanta importancia. No les ha importado nunca ni que nos dejen el Tajo en pelota picada por el trasvase, ni que el personal de jardinería que trabaja en nuestros Jardines (los mejores en su género) sea insuficiente, ni se ha preocupado siquiera en apremiar las reparaciones de los daños procedentes de la tormenta de agosto. Simplemente, estamos ahí, Aranjuez es una pieza más de Patrimonio y ellos como meros burócratas se encargan de gestionar como pueden.

Ni “masterplan” ni autores intelectuales. Desinterés puro y duro.

Ante esto hay dos posibilidades, pasar a la fase de aceptación asumiendo una situación terminal, o dando la batalla desde las instituciones. Si analizamos los datos, vemos que muchos incrementos en los Reales Sitios (especialmente, en el Palacio Real de Madrid) se deben a las exposiciones temporales. Esto es, a la creación de valor añadido, a crear nuevos incentivos para el visitante, no a vivir de las rentas y de la gloria pasada como aquí. Aranjuez es una ciudad ligada al Arte con mayúsculas, al del Paisajismo, la Arquitectura, Escultura, la Ingeniería, la Música… tenemos más posibilidades que nadie para poner imbricar la mera exposición del Patrimonio con la celebración de actividades. Pero para ello hace falta algo más que quejarnos del Museo de Colecciones Reales y su presunta voracidad. Hace falta proponer, y hace falta convencer y hacerle saber a ese millón largo de visitantes que pasa por el Palacio Real de Madrid y que no pasa por Aranjuez de que se está perdiendo lo mejor. Pero no con eslóganes y campañas (aunque esto también ayude). Con hechos. Y esto no es solo tarea de Patrimonio, sino también nuestra como Ayuntamiento.