PROPOSICIÓN QUE PRESENTA LA AGRUPACIÓN CIUDADANA INDEPENDIENTE PARA ARANJUEZ (acipa) AL PLENO DE LA CORPORACIÓN PARA INSTAR A LA COMUNIDAD DE MADRID A LA REALIZACIÓN DE LAS OBRAS DE MEJORA DE LA ENVOLVENTE TÉRMICA DEL CENTRO CULTURAL ISABEL DE FARNESIO.
- 2025/01/22 11:40:11
A finales de 2022 volvió a abrir sus puertas el Centro Cultural Isabel de Farnesio tras la finalización de las obras llevadas a cabo tras los daños sufridos por el histórico inmueble por Filomena. A consecuencia de la copiosa nevada se produjo una sobrecarga en las estructuras de cubierta que los elementos de sustentación de madera no pudieron soportar. Los fuertes empujes horizontales sobre la cornisa y la parte superior del muro provocaron su desplome, en especial hacia el exterior del edificio (Plaza de Abastos y Jardines de José Luis Sampedro) Tras más de un año de obras y aproximadamente un millón y medio de euros aportados en solitario por el Ayuntamiento de Aranjuez, el edificio pudo volver a prestar servicio.
Ya por aquel entonces presentamos a Pleno una iniciativa para la optimización de los espacios existentes en este histórico inmueble, que son muchos pero hoy por hoy insuficientes para las grandes necesidades actuales. Recordemos que tras una Real Orden de mayo de 1758 se levantó este gran edificio, con función de cochera, caballeriza y habitaciones para la reina Bárbara de Braganza. Tras la muerte de la reina y posteriormente del rey Fernando VI, su sucesor y hermanastro Carlos III dedicó el inmueble al servicio de sus esposas (Amalia de Sajonia) y de su madre tras la prematura muerte de aquella (Isabel de Farnesio) La planta baja acabaría dando servicio a las cocheras de la reina, nombre con el que se conoció al edificio hasta que se procedió a su restauración.
La decadencia de las Jornadas Reales, con la marcha de los reyes a destinos más apetecibles para estos (tras las ventajas de los viajes en ferrocarril hacia el norte) acabaron dejando obsoletos muchos edificios dedicados a la servidumbre real. En 1886 se cedió a la reina viuda María Cristina de Habsburgo para la instalación de un colegio de “huérfanos y huérfanas del arma de infantería”, atendiendo en su momento hasta a 400 huérfanos. Entre el persona ejerciente en el centro estuvo el padre del escritor, economista y académico José Luis Sampedro, como médico militar.
Finalmente, el edificio fue revendido a la Comunidad de Madrid por 94 millones de pesetas en 1984, con la idea inicial de servir como Museo del Barro de la Comunidad de Madrid, biblioteca municipal y centro cultural comarcal. Finalmente, desechado el proyecto museístico, fue rehabilitado en su totalidad para servir como centro cultural (bajo proyecto de los arquitectos Echeverría y Teresa) Las obras fueron costeadas por la Comunidad de Madrid en su totalidad (unos 2.000 millones de pesetas) cediéndose la explotación final al Ayuntamiento de Aranjuez.
El 18 de diciembre de 1992 se firmó un convenio de colaboración entre el Ayuntamiento y la Consejería de Educación y Cultura para la cesión de uso del edificio durante 15 años. No obstante, el paso de los años y los diversos avatares acaecidos (como el que encabeza este texto) han demostrado que los gastos de mantenimiento y mejoras necesarias en un edificio tan enorme sobrepasan sobradamente las capacidades del Ayuntamiento de Aranjuez. Más allá del millón y medio necesario para reconstruir las cubiertas, recientemente (con el Plan de Gestión Integral de los Servicios Energéticos, Alumbrado e Instalaciones municipales) se han tenido que invertir otros dos millones de euros en mejoras relativas al confort térmico y la eficiencia energética. La protección estructural del edificio (PPH2) ha dificultado y dificulta enormemente las actuaciones de mejora en el mismo.
Antes de acometer mejora alguna en el inmueble se llevó a cabo una auditoria energética en el mismo. Se hizo un inventario de la iluminación de salas, aulas y pasillos así como del tipo de luminarias y su consumo, de cuadros eléctricos, instalaciones térmicas y de climatización, así como otros equipamientos como los ascensores.
Como puede verse en el gráfico elaborado por la empresa Auditesa, la parte del león se la lleva la climatización del edificio, muy por encima de otros consumos como los relativos a iluminación o calefacción.
Se procedió, en base a los resultados arrojados por la auditoría, a la realización de obras de mejora de la eficiencia energética, amén de la sustitución de elementos de climatización obsoletos, analizando el material existente en el mercado para garantizar el cumplimiento de altos niveles de eficiencia y calidad.
Así, en materia de iluminación y climatización, se puede resumir todo el abanico de actuaciones en este cuadro.
No obstante, por parte de la auditora se especificó que se deberían implementar otra serie de mejoras, como las relativas a la envolvente térmica del edificio para evitar las pérdidas de calor, en especial a través de los numerosos vanos existentes en los 200 metros lineales de fachada. En el propio informe podemos leer que “el edificio cuenta con ventanas de madera sin rotura de puente térmico y con pérdidas elevadas, por lo que podría considerarse retornable la inversión para su sustitución”. A todo ello habría que añadir las pérdidas a través de la cubierta y en especial en la zona del auditorio.
En el caso del auditorio, la cubierta a dos aguas del edificio está formada por paneles tipo sándwich de acero prelacado, con una parte central móvil. Ya durante Filomena este sistema de apertura en parte quedó inoperativo de forma que no podía cerrarse en su totalidad, maximizando las pérdidas de temperatura. No se hace alusión a este mecanismo en el informe de auditoría por lo que desconocemos a día de hoy si este sistema persiste tras las obras de reconstrucción de la cubierta. En todo caso, persisten los núcleos centrales y los lucernarios que dan luz a las escaleras de acceso, que ya generaban pérdidas de estanqueidad tras las lluvias, generando humedades en paramentos y techos.
Ante tal necesidad, por parte del Ayuntamiento se encargó un estudio y un posterior proyecto para la sustitución de la carpintería de ventanas, puertas y la mejora de la envolvente térmica de varios edificios, entre ellos el Centro Cultural Isabel de Farnesio, que fue presentado a la convocatoria de la Línea 1 del Plan PIREP financiado con fondos europeos, quedando fuera de la concesión de ayudas.
Entendemos que todas las actuaciones realizadas para la mejora del confort térmico en las instalaciones del Centro Cultural están y estarán incompletas si no se actúa sobre las zonas de envolvente térmica, más aún teniendo en cuenta la gran superficie exterior del edificio y el gran volumen de determinadas estancias. A pesar de que la rehabilitación del inmueble no es muy lejana en el tiempo, el paso del mismo y las inclemencias meteorológicas (amén del gran uso que tiene el centro cultural) así como la obsolescencia de muchas estructuras y actuaciones reclaman a su propietario la puesta en marcha de actuaciones. Recordemos que según el inventario incompleto del Ayuntamiento de Aranjuez, el Centro Cultural Isabel de Farnesio figura como un “derecho real” cuya titularidad es de la Comunidad de Madrid aunque esté cedido su uso (recientemente renovado o en vías de estarlo) al Ayuntamiento de Aranjuez. Esta carencia de titularidad impide teóricamente acogernos a planes de fondos europeos para la eficiencia energética (dado que se pide ser titular de las instalaciones e inmuebles) si bien no lo hace para reformas. Dado que el titular es la Comunidad de Madrid, entendemos que es el momento de que su titular asuma unas obras de mejora de la envolvente térmica que no se ejecutaron en su momento, o en su defecto financiar total o parcialmente el proyecto que presentamos a los fondos Next Generation.
Por todo ello, el grupo municipal de la Agrupación Ciudadana Independiente para Aranjuez (acipa) elevan al Pleno de la Corporación la siguiente proposición, solicitando al equipo de gobierno:
- Que se inste a la Comunidad de Madrid, titular y propietaria del edificio donde está ubicado el Centro Cultural Isabel de Farnesio, a financiar los proyectos relativos a la mejora de la envolvente térmica en los términos indicados en las auditorias y planes de eficiencia energética, tales como la sustitución de ventanas y puertas y la garantía de estanqueidad de vanos y tragaluces.