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ARTICULO SEMANARIO MAS JESUS BLASCO

ILUSIONISMO

Como hemos dicho en más de una ocasión, una cosa son las palabras, y otra los hechos. Una lo que vendes, y otra lo que finalmente haces. Lamentablemente, la palabrería barata, el postureo (al final caigo en emplear la palabra de moda) y la apariencia sustituyen a la realidad, a la evidencia, a los resultados de un trabajo bien hecho. Como decía Dürrenmatt, son “tristes estos tiempos en los que hay que luchar por lo obvio” y triste es tener que señalar algo que todo el mundo puede ver pero que una cohorte (con menos poder del que creen tener pero bastante más de lo que sería deseable) se empeña en tapar, con medias verdades, mentiras completas y a veces de la manera más zafia y burda posible.

De aquí a unos meses, o puede que ya en el momento de publicarse estas líneas, asistiremos todos a un número de prestidigitación jamás visto. Un número en el que no faltarán las estrellas invitadas de siempre, la legión de mandamases de Madrid que se pasearán por aquí anunciando inversiones… para otros, porque como decíamos hace unas semanas para Aranjuez nunca hay dinero. Y como sucede en los buenos trucos de magia, la mano debe ser más rápida que la vista. Nuestro cerebro debe ser víctima de una ilusión.

La ilusión de la retirada de la tasa de basura que en muchos casos se transforma en subida encubierta de IBI y otras tasas… ¿Cómo lo han hecho? Es magia. Meten en la chistera la fábrica de Lever y sacan una chatarrería. Magia. Se mete en un pañuelo la promesa de 12 millones de euros de inversión en la estación y salen 3,4 millones de inversión real. Más magia. Vuelven a sacar los fantasmas de Indra y el de la Casa de la Monta, el proyecto aquel que iba a crear 2 puestos de trabajo por caballo… y muchos dirán “eso ya lo prometieron los socialistas y nada, ahora ya no pico”. Pues no, ahora también picarán. Picarán como picaron en 2007. ¿La razón? Es magia, y por desgracia la cantera de ilusionistas de nuestra ciudad es tan buena que haría parecer a Houdini y David Copperfield vulgares trileros del parque del Retiro. El problema es que la función lleva 35 años en cartel, el dúo de magos se va turnando cada legislatura y me parece que ya va tocando bajar el telón. Porque los numeritos, cuando ya están tan manoseados, cansan, y al final asoman los ases y las cartas marcadas por debajo de la manga. Tenemos una oportunidad de oro para abandonar la platea, terminar con la función y que estos ilusionistas tan buenos se vayan a hacer los truquitos a su casa