Pragmatismo
- 2016/03/01 10:36:26
En no pocas ocasiones hemos dicho que en la gestión de los servicios públicos, más aún los básicos, se debe imponer la doctrina del pragmatismo, de la eficiencia. Esta no es otra que la de gastar lo imprescindible para que los servicios que reciben los vecinos se presten en óptimas condiciones. Lo contrario, las rebajas económicas temerarias o un gasto demasiado oneroso repercuten finalmente en la eficiencia. Encontrar el equilibrio es siempre difícil, aunque en las economías domésticas se ha hecho (y se hace) de esta virtud un arte.
Parece, no obstante, que llevar esto a la práctica en la administración es bastante complicado. Se parte demasiadas veces de apriorismos e ideas preconcebidas, y de lo que se trata es de adaptar la realidad a estas ideas, siempre con malas consecuencias. Más aún cuando las diferencias ideológicas persisten en corporaciones fragmentadas como la nuestra. Bueno, no solo es que persisten, sino que en ocasiones se exacerban, se sobreactúan, para perpetuar la política de bloques que no soluciona nada sino que embarra el campo de debate. Ya lo decíamos la semana pasada, salvo con el Tajo y en algún que otro asunto, la unanimidad es harto complicada, pese a que los problemas a tratar son igualmente importantes.
Como importante es el asunto de la limpieza viaria y la recogida de residuos sólidos urbanos. Uno de los contratos de mayor cuantía de cuantos tiene en vigor el Ayuntamiento de Aranjuez, y que da empleo a 138 trabajadores. No se trata de que todo el mundo tenga que pensar lo mismo sobre la idoneidad (o no) de prorrogar la duración de este contrato otro año más, toda vez que el actual (de 10 años de duración y que se puso en marcha en 2006) toca a su fin. Se trata de que una vez constatada la diferencia de criterios, se luche por llegar a entendimientos que eviten perjuicios a terceros.
Si algo positivo se pudo extraer de aquel debate (que no fue tal puesto que fue simple justificación de posiciones. El debate real se debería estar produciendo ahora, y con todos sentados en una mesa) es que todos los grupos llegamos al convencimiento de que la ciudad merece estar más limpia, que la limpieza no es homogénea en toda la ciudad (hay barrios como la Montaña, Agfa o las últimas fases de las Artes cuya limpieza deja que desear y que se incluyeron a posteriori en un contrato que en su día no les contempló) y que en no pocas ocasiones los propios trabajadores tienen que aportar un plus para que sus zonas queden aceptablemente cubiertas. Ya fue avanzar, puesto que hace años cuando lo decíamos se nos tachaba de exagerados.
Parece lógico dudar de la idoneidad de prolongar un acuerdo cuando una de las partes (o las dos) no está satisfecha de los resultados. Pero, ¿cuál es la solución? ¿Da tiempo suficiente en seis meses de prórroga a elaborar un nuevo pliego que recoja las características técnicas suficientes como para prestar un servicio mejor suponiendo adicionalmente un gasto más razonable para nuestras ya delicadas arcas públicas? Y yendo aún más allá… si se sabía que dicho contrato cumplía en 2016, ¿por qué ya en el mes de julio no se comenzó a trabajar en un nuevo pliego? ¿Y por qué no lo hizo el gobierno saliente, sabedor de la misma circunstancia? No deja de ser curioso que en pergeñar un decreto asignando sueldos a los concejales sin acuerdo plenario que lo sustentara se tardara tan poco y fuera prioridad absoluta. Es evidente que no hablamos de los mismos tiempos en un caso y en otro, y también que las prioridades no parecían ser las mismas.
¿Y al final? Está claro que uno no puede lanzarse a la piscina sin saber si hay agua debajo, sobre todo cuando el que salta no es uno. Se ha llegado a una situación que ha sembrado incertidumbre en muchas familias, en muchos ribereños, y el problema ha alcanzado una envergadura tal que exige que entre todos tomemos una solución, desterrando eso “de no dar ideas” por aquello de que el adversario se cuelgue tal o cual medalla. Es preferible que todos nos dejemos “pelos en la gatera si es necesario” y con ello se resuelve la situación. Y esto nos va a exigir algo más que ser pragmáticos.