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Más agujeros (Artículo Jesús Blasco, semanario MAS, octubre 2014)

Mas Agujeros

Decía un ilustre hace unos años que “la tierra no era de nadie, solo del viento”, y parece ser que algunos han tomado la expresión al pie de la letra, pero sustituyendo “tierra” por “dinero público”… Sí, para algunos políticos, el dinero público no es de nadie. Desde luego suyo no parece, porque dudo que con el dinero de su cartera se pongan a hacer las veleidades e insensateces que hacen con el que ellos presuponen que no es de nadie. Y los gobernantes de Aranjuez parecen ser alumnos aventajados en esta materia.
Hace unas semanas hablábamos de listas de promesas incumplidas, de mentiras y barbaridades lanzadas a vuelapluma para intentar embaucar al personal cada vez que se acercan elecciones. Era extensa, pero parece que nada comparable con la lista de pufos, agujeros y goteras a los que tenemos que enfrentarnos cada vez que los dos grandes han tocado poder (que ha sido siempre, por otra parte. Así nos ha ido) Esta semana nos despachábamos con otra, el despilfarro de los fondos estatales concebidos para crear empleo, que ahora parece ser también darán, pero a los operarios de demolición. El problema es que ese dinero malgastado siempre ha salido del mismo sitio. De su bolsillo, del mío, del de todos. El incesante goteo de casos de desprecio al contribuyente ha provocado casi la inapetencia del ciudadano, que a veces -y erróneamente- cree que esto no va con él y son solo disputas entre políticos. A esto también ayuda la lentitud de la justicia a la hora de dirimir estos asuntos (la rapidez no es el fuerte de la administración de justicia, y a veces ni siquiera el administrarla) que acabar por diluir responsabilidades en el tiempo, creando un magma que engloba todo y hace parecer a todo el mundo igual. Igual de irresponsable.
Hacer una lista de pufos sería ya tan prolijo como irrelevante. La situación que atraviesa Aranjuez es tan delicada que enfrascarnos ahora en hacer juicios sumarísimos al pasado sería perder el tiempo. Ahora toca remangarse y bregar para poner solución a este océano de desmanes. Pero claro… ¿Alguien pensaba que los responsables de la situación en la que se encuentra Aranjuez iban a estar ahora a la altura de las circunstancias? Va a ser que no. La labor de cualquier gobernante debería ser hacerle la vida más fácil al ciudadano, administrando eficazmente su dinero y resolviendo los problemas cuando estos se presenten. Sin embargo, la labor del gobernante en Aranjuez parece ser la de comenzar a llorar por las esquinas cuando entra a gobernar, quejarse de lo malo que era el anterior, después comenzar su propio frenesí derrochador, subirse sus sueldos, subirle los impuestos a los demás (la última sorpresa, la del IBI) hasta que alguien le sustituye, comenzando de nuevo el círculo. La fase que nunca llega es la de pagar las deudas. Eso que lo hagan otros, que bastante hacen en usarla como escusa para tapar lo ineficaces que son. En acipa siempre decimos que en Aranjuez se habla mucho de la deuda, pero se tiende poco o nada a pagarla, porque las deudas no son de unos o de otros, acaban siendo de todos. Detrás de cada número, hay personas que no han recibido su dinero, trabajadores que “cometieron el error” de trabajar para la administración. Pero nuestros gobernantes, nada, ahí están, en las trincheras, con cero asunción de errores y cero ganas de solucionar las cosas. Como decíamos al principio, y parafraseando al ilustre, “las deudas no son de nadie, son del viento”