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Colaboración Jesús Mario Blasco en el Heraldo de Aranjuez.

Bienvenido Mr. Marshall

Haya sido producto de la coyuntura o de profundos errores a la hora de gestionar nuestra ciudad, o de ambas cosas, Aranjuez se ve en una situación muy comprometida a la hora de afrontar sus problemas actuales y los retos que le depare el futuro. Es cierto que Aranjuez necesitaba una ortodoxia financiera, que a buen seguro necesite más, que necesite algún tipo de tutelaje a pequeña escala… pero también lo es que las medidas de saneamiento impuestas por el Estado tras acogernos a los planes de pago a proveedores y al fondo de ordenación son tan leoninas que lejos de sacarnos del hoyo, nos mantienen en él en el mejor de los casos.

Estos planes cercenan muchas posibilidades para que Aranjuez despegue y pueda progresivamente pagar sus deudas, porque estas deben pagarse. Sí o sí, aquí no cabe hablar de deudas legítimas o ilegítimas, puesto que detrás de cada número hay personas a las que se debe dinero. No hay nada más legítimo que una persona cobre sus honorarios y reciba remuneración por los trabajos realizados. No obstante, sin crecimiento económico, sin más gente trabajando, consumiendo y cotizando, difícilmente podremos salir de esta espiral depresiva. Es por lo que semanas atrás hablábamos de dar caza y captura a todas las ayudas, bien administrativas, bien vía inversión privada… que tengamos a nuestro alcance, dado que nuestros recursos propios son y van a seguir siendo muy limitados a corto-medio plazo.

Una de las herramientas de financiación de proyectos necesarios para Aranjuez ha sido históricamente el plan cuatrienal de inversiones procedente de la Comunidad de Madrid, más conocido por sus siglas PRISMA. Y decimos históricamente porque la crisis económica que nos acompaña desde hace 8 años asestó un fuerte hachazo a estos planes, quizá en el peor momento posible, cuando los municipios más necesitaban tener ese salvavidas por parte de la administración regional. Todavía a día de hoy Aranjuez tiene pendientes obras del prisma que (teóricamente) comprendía hasta 2011. Un dinero que necesitamos para mejorar la pavimentación de nuestras aceras, para recuperar espacios urbanos obsoletos y deteriorados, para mejorar nuestras infraestructuras, recuperar equipamientos… Y un dinero que necesitamos venga en un futuro, una especie de Plan Marshall municipal. Un plan de inversiones municipal que no solo debería proceder de la Comunidad de Madrid sino también a nivel estatal, pero eso sí, mejor gestionado que los 14 millones recibidos gracias a los fondos FEIL y FEESL. Fondos que no fueron dirigidos a solucionar los problemas más acuciantes de los ribereños y que generaron otros, como el contencioso del aparcamiento subterráneo de la calle del Rey y su polémica reforma, con aparatosos protectores para arbolado incluidos y carriles bicis desde la nada hacia ninguna parte. Si ese dinero se recibe, aprendamos de los errores. Es decir, contemos con la participación ciudadana y el consenso, pues la idea global de las necesidades de Aranjuez procederá de la integración de todas esas ideas.

Utilicemos los recursos a nuestro alcance para resolver todos esos problemas sempiternos y casi secularesque aquejan a Aranjuez y que pasan los años (las corporaciones y hasta las generaciones) y siguen sin resolverse. Accesos, pasarelas, urbanización de zonas degradadas, mejorar la relación de la administración con los ciudadanos, hacerle la vida más fácil y mejor a los Ribereños, en suma.